miércoles, 2 de septiembre de 2009
Negrura del olvido
Suena la canción Lux Aeterna , en el equipo stereo, la habitación esconde un frio seco y negro, es el color que alcanzan a ver sus pupilas dilatas.
El es consciente que será la última vez , por que no volverá a darse otra oportunidad así, sus pensamientos se amontonan en su cabeza, como guerreros ansiosos de una gran batalla, con sed de venganza, dispuestos a realizar el sacrificio en pos del estandarte.
Se miran, se observan, en sus ojos puede verse el amargor de quien sabe que jamás se podrá volver atrás, esta es la ultima de todas, la definitiva, la que marcará el principio del fin, ella se humedece los labios, preparándolos para el asalto final, sabe perfectamente cuales serán sus palabras, las tiene estudiadas, se palpa el bolsillo del pantalón, saca una paquete de cigarrillos, se lo coloca en la boca, y enciende una cerilla, su rostro se ilumina con el foco que proporciona el fósforo, en su cara se refleja la imagen de otra mujer, tan distinta de la que una vez fue, como si careciese de alma, ya no es ella, en sus pupilas puede verse la llama, con una ademán se desprende de la luz y vuelve a su oscura burbuja, mientras el, con aire despreocupado, toma asiento en un viejo sillón, lleno de agujeros, como si hubiera sido testigo de mil batallas, como la que esta a punto de darse en esa habitación, como si todo este tiempo hubiera estado esperando este enfrentamiento.
Entre su abrigo puede verse el destello del acero, como una luz de advertencia, como si quisiera querer acabar con esto de la forma que sea, al acomodarse en el sillón, la chica reacciona con nerviosismo, y se lleva la mano a la empuñadura.
-Calma tus nervios, aún no tendrás que usarla, sabes perfectamente que la usaras esta noche, pero no ha llegado el momento.
Ella mira con recelo su chaqueta, puede ver como baja sus ojos, hasta la cintura, y en su rostro se relaja al descubrir que no ha traído su arma, es conocedor del camino que tendrá que emprender, por lo tanto ya a aceptado su destino , puede partir en paz.
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