
-Ven subete a la mesa que voy a ponerte la chaqueta.
Cuando me subio a la mesa se que no era solo para ponerme la chaquetita que casi me tapaba las rodillas. Mientras me abrochaba los botones de madera, me miro a los ojos, y me dijo.
-La confianza es una de las mayores virtudes de las personas, tendrás que aprender a saber a quien se la concedes, al terminar de abrocharme la chaqueta, se aparto de la mesa y me miro.
-Salta que te cojo, ¡salta!, soy yo,te voy a coger no desconfies.
Cuando salte vi como se apartaba de la mesa y vi el suelo acercarse muy deprisa, antes de tocar el piso, me agarro por los brazos e impidio que mi pequeño cuerpo golpease contra el duro suelo. Al imcorporarme me volvio a la mesa y cuando aun temblaba sus palabras se grabaron en mi cabeza, - No confies en todo el mundo, por que cualquiera podria traicionarte.
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